¿Son tan útiles como nos sugiere la publicidad?
En el podcast y en el artículo te cuento por qué quizá no sea tan necesario usar gafas de sol indiscriminadamente.
Si quieres tener una buena visión es esencial que cuides tus ojos en todas las épocas del año. Sin embargo, en el verano, necesitan algunos cuidados especiales.
Necesita protegerlos del cloro de las piscinas, de la sequedad ambiental y por supuesto de los efectos dañinos del sol.
Quizá esta sea la época del año en la que usamos más frecuentemente las gafas de sol y de eso quiero hablar en este artículo.
¿Son tan útiles como nos dicen?
Lo cierto es que el sol puede ser muy dañino, pero también es una buena fuente energía y de salud para los ojos y para el resto del organismo. Por supuesto, siempre que nos expongamos a él tomando algunas precauciones.
Como optometrista, recomendé a mis clientes el uso de gafas de sol homologadas durante muchos años. Yo misma las usé de todos los modelos y colores. Me encantaba tener varias y combinarlas dependiendo del día y de lo que iba a hacer.
Sin embargo, al terminar mi formación de instructora de yoga e investigar sobre el yoga visual comencé a cuestionar algunas de las razones por las que creía que su uso es tan beneficioso.
Sé que este tema es muy controvertido.
Por una parte la mayoría de los oftalmólogos y optometristas sugieren que portar gafas de sol a menudo es muy esencial para mantener la salud de los ojos. Y por otro lado hay evidencias de que nos son tan útiles como parece a primera vista.
En primer lugar, hay que considerar que los ojos son el sistema fotosensor del organismo.
Ellos tienen un sistema que regula la entrada de luz hacia la retina. Este proceso está dirigido por el sistema nervioso autónomo y hace que tu pupila se contraiga (miosis) en condiciones de buena iluminación y que se dilate (midriasis) en visión escotópica, es decir en situaciones en las que hay poca luz.
Cuando nos ponemos las gafas de sol a todas horas, incluso en interiores, como se hace frecuentemente, sometemos a nuestros ojos a una constante midriasis, pues disminuimos la luz que los ojos reciben.
Si las pupilas están tanto tiempo dilatadas, inhibimos el sistema de contracción-dilatación pupilar, lo que priva a nuestro iris y los músculos ciliares de su movimiento natural.
Otra consecuencia de esto es que esa dilatación casi permanente de las pupilas hace que nuestros ojos se vuelvan más sensibles a la luz, lo que puede dar lugar a fotofobia. Por consiguiente, necesitamos cada vez más protección. Así nos metemos en un círculo vicioso en el que cuanto más usamos las gafas solares menos tolerancia a la luz y mayor necesidad de seguir protegiéndonos para evitar molestias.
Con respecto a este punto de la dilatación pupilar, no quiero dejar pasar la idea de que el tamaño de tus pupilas está muy vinculado a ciertas emociones. En estados de ansiedad, excitación, alerta o estrés nuestras pupilas se agrandan por lo que esa dilatación continua puede afectar a nuestro estado emocional. Recuerda que el ojo es parte del cerebro al que está unido a través de las neuronas de las fibras del nervio óptico.
En segundo lugar, somos seres solares. Necesitamos la luz del sol durante el día y la oscuridad en la noche para que los ciclos circadianos se produzcan óptimamente.
Esto es importante pues está muy relacionado con la secreción de hormonas, sobre todo la melatonina que es la hormona del sueño.
Cuando sometes a tus ojos a una semi oscuridad durante las horas de sol, de alguna manera tu cerebro se «confunde» y los ritmos biológicos naturales de luz-oscuridad pueden alterarse. Si esto ocurre puede afectar a tu higiene del sueño y hacer que el descanso no sea lo profundo y reparador que tu cuerpo necesita.
Por último, la luz del sol es fuente de salud y realmente ha resultado ser muy eficaz para mejorar la vista.
Ya te hablé en un post anterior de la técnica de «sunnig» o asoleo.
Esta técnica consiste en exponer tus ojos cerrados al sol para obtener todos los beneficios que los rayos solares tienen para mejorar la vitalidad ocular y tu visión, además de lo beneficioso que es para el resto del organismo. Por supuesto, siempre exponte en horas de baja intensidad, a primera hora de la mañana o última hora de la tarde. Si usas el sentido común y pones cuidado está técnica puede ayudarte a ver cada vez más claro.
Además, privar a los ojos de la luz del sol podría agravar algunos defectos refractivos como la miopía. Hay evidencias científicas de que estar al aire libre 2 ó 3 horas al día la previene y puede evitar su que aumente.
Dicho todo esto, mi intención no es recomendarte que tires tus gafas de sol y no las uses nunca más. En ciertos momentos pueden ser muy útiles e incluso imprescindibles.
Algunos de esos casos son los siguientes:
👁️ En la playa o en el desierto cuando existen muchos reflejos sobre el mar o la arena
👁️ Cuando vas a la nieve.
👁️ Cuando conduces y el sol incide directamente en tus ojos, especialmente cuando el sol se haya en el horizonte.
👁️ En casos de conjuntivitis, inflamación ocular o lesiones corneales en las que el sol puede molestar mucho y producir dolor
👁️ Si eres piloto. De hecho, la moda de llevar gafas de sol surgió de los pilotos de la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces su uso era puntual y no estaba tan extendido.
En cualquier caso cuando las uses elige el filtro más adecuado para cada ocasión pues no es lo mismo utilizar las gafas de sol en días nublados, soleados o en alta montaña, por poner algún ejemplo.
En este sentido existen 5 tipos diferentes de filtros solares en función de su capacidad de absorción lumínica y que se dividen en diferentes categorías.
- La categoría 0 y 1 son filtros con poca absorción aptas para días en los que la luz del sol es poco intensa
- La categoría 2 y 3 tienen más absorción. La primera entre un 57 y un 81 por ciento y la segunda entre un 82 y un 92 por ciento. En esta categoría se encuadran la mayoría de las gafas de sol que nos ponemos para protegernos. Son aptas para días soleados y de mucha luminosidad. No son aptas para interiores ni la conducción nocturna.
- La categoría 4 está indicada para ser utilizada en zonas de alta montaña, esquí o ciertos deportes acuáticos donde a aparte de la intensidad del sol entra en juego la reflexión lumínica sobre las superficies (nieve y agua). Estos filtros son capaces de absorber hasta un 98% de luz, por lo que no están indicadas para conducir ni siquiera de día.
Espero que esta información te ayude a poner un poco de luz sobre la controversia que existe entre la recomendación de usar gafas de sol siempre que éste esté presente y los que niegan su uso e incluso abogan por mirar directamente al sol.
Como en todo para llegar al equilibrio es indispensable hacer uso adecuado y consciente tanto del uso de gafas de sol como de la exposición de tus ojos a la luz solar.
Ante todo, si tienes alguna patología en tus ojos o tienes dudas sobre qué hacer, no dudes en consultar con tu especialista en la visión.
El yoga visual y las técnicas naturales para recuperar tu vista son muy efectivas para restituir tu visión, pero no excluyen las revisiones por tu optometrista u oftalmólogo.
Mejorar la visión es posible.
Eso sí, se requiere práctica y constancia para integrar los ejercicios y hábitos de terapia y yoga visual a tu vida cotidiana.
Si alguna vez te has planteado recuperar tu visión sin tener que depender de las gafas y/o someter tus ojos a técnicas invasivas, tienes un lugar para hacerlo de forma natural.
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