Los cambios hormonales en la menopausia pueden provocar ciertas anomalías en la salud de tus ojos. Entre ellas una de las más frecuentes es el ojo seco.
Nuestras lagrimas se producen fundamentalmente en la glándula lagrimal principal. Sin embargo, hay otro tipo de glándulas que intervienen en la cantidad y calidad de la película lagrimal. Esas glándulas se encuentran en los párpados y se encargan de segregar los lípidos (glándulas de Meibomio) y las sustancias mucosas (glándulas caliciformes).
El buen funcionamiento de todas ellas permite qua haya una buena lubricación ocular y en consecuencia que el ojo esté bien protegido de los agentes dañinos externos.
En el climaterio y la menopausia, con la disminución del nivel de estrógenos, todas las mucosas del cuerpo se resecan, incluidas las del ojo. Esa disminución de la secreción de las mucosas modifica la cantidad y calidad de la película lagrimal, lo que puede causar xeroftalmia u ojo seco, un problema muy habitual entre las mujeres en el climaterio; casi tanto como los sofocos.
Y es que las glándulas encargadas de producir lípidos y mucosa responden a estímulos hormonales. Debido a esos cambios hormonales se produce una alteración de la composición de la película lagrimal y por tanto de su función.
Para entender la raíz de los problemas oculares causados por el resecamiento de las mucosas, veamos primero cómo está compuesta dicha película lagrimal y su función en el buen mantenimiento de los ojos. De la capa más externa a la más interna podemos considerar tres capas diferenciadas.
- Capa lipídica
Formada por grasas que segregan las glándulas de Meibomio. Su función es crear una película externa que evite que la lágrima se evapore.
- Capa acuosa
Formada por agua producto de la secreción de las glándulas lagrimales principales. Su función es proveer a la córnea del oxígeno necesario para su correcto metabolismo.
- Capa mucosa
Formada por mucina (moco). Esta mucina es segregada por las glándulas que se encuentran en la cara interna de los párpados: las células caliciformes y las criptas de Henle.
Su función es prolongar el tiempo de permanencia de la lágrima en la superficie ocular retrasando su eliminación por el barrido palpebral. También hace que la superficie corneal sea lisa, lo que es indispensable para tener una buena visión.
Las glándulas de Meibomio tienen poseen receptores de estrógenos y testosterona. Los niveles bajos de estradiol reducen la secreción de lágrima y provocan una inestabilidad de la película lagrimal.
Además, los estrógenos también juegan un papel muy importante en la inmunidad.
Debido al descenso de estrógenos las mujeres tenemos menos mediadores lipídicos, por lo que es más frecuente en esta etapa padecer molestias relacionadas con el ojo seco y que tengamos menor protección frente a las infecciones oculares. (conjuntivitis)
Sintomatología del ojo seco
En las primeras fases es posible que se note más lagrimeo que sequedad ocular. Esto se debe a que la glándula lagrimal principal todavía mantiene su buena función, ya que no es tan sensible a los cambios hormonales como el resto de las glándulas secundarias.
En esta fase la lagrima es abundante, pero con el deterioro de la capa lipídica la lagrima es de peor calidad y se evapora con facilidad. El síntoma principal de este momento es sentir un ligero pinchazo en el ojo seguido de un lagrimeo más o menos intenso.
Si esta situación continúa en el tiempo, las glándulas lagrimales también empiezan a fallar, sobre todo por el agotamiento que se produce al tener que generar lágrima continuamente, cada vez que esta se evapora.
En este periodo los síntomas son los clásicos de la sequedad ocular: sensación de arenilla, pinchazos, escozor, dolor y visión borrosa. A veces pueden alternarse estos síntomas con el lagrimeo excesivo.
Parece paradójico que teniendo el ojo seco cuando se está experimentando un lagrimeo constante. Pero es precisamente esa sequedad ocular la que produce el lagrimeo. Cuando el ojo está seco hay una irritación de la superficie ocular y el ojo en su afán de poner equilibrio estimula la producción de lágrimas.
Cómo prevenir y tratar el ojo seco en la menopausia
- Mantente hidratada a nivel general.
- Ten una buena higiene palpebral.
Cada vez que te maquilles retira cuidadosamente el maquillaje con toallitas o productos adecuados para ello. También puedes utilizar dichas toallitas para limpiar tus párpados antes de ir a dormir, aunque no hayas usado cosméticos.
- Toma conciencia de tu parpadeo mientras haces tareas visuales de cerca, sobre todo si utilizas pantallas. Cada cierto tiempo haz descansos y tómate unos minutos para realizar ejercicios de parpadeo.
- Adquiere el hábito de dar un suave masaje a tus párpados antes y después de usar tu ordenador o de estar un rato leyendo. Y, por supuesto, cuando tú quieras hacerlo.
- Descansa las horas suficientes y procura tener un sueño profundo y reparador para que se regeneren las células de la superficie ocular y el ojo se recupere del cansancio del día.
- Aplica compresas calientes sobre los ojos cerrados. Esto ayudará a dilatar los orificios de las glándulas y facilitar su drenaje. Puedes usar una infusión de manzanilla o de eufrasia que son plantas que van muy bien para calmar la irritación ocular.
- Incorpora alimentos que contengan ácidos omega-3
- Realiza ejercicios de yoga visual. En nuestro club «Gold Vision para recuperar tu visión real» puedes practicar cada semana acompañada de un grupo de personas comprometidas y dispuestas a despertar su visión y con soporte personalizado.
- Si es necesario, utiliza colirios lubricantes. Las mejores lágrimas artificiales para ojo seco en mujeres post-menopausia incluyen gotas con lípidos, con ácido hialurónico y con trealosa como osmoprotector. Puedes ponerlas dos o tres veces al día.
- En casos muy severos se aconseja usar un gel nocturno a base de lípidos para ayudar la superficie ocular durante las horas de sueño sobre todo si te despiertas por la noche con dolor o con los párpados pegados.
En cualquier caso, si sufres de escozor, picor o dolor de ojos es indispensable que consultes con tu optometrista y oftalmólogo antes de iniciar cualquier tratamiento por tu cuenta.
Todas estas recomendaciones están basadas en mi experiencia después de ver muchas personas con ojo seco y son generales. Algunas puedes implementarlas fácilmente de forma totalmente segura. Sin embargo, cuando se trata de hacer un tratamiento con colirios es imprescindible que un profesional lo diagnostique y te indique lo que va mejor para tu caso. Quizá sea conveniente realizar algunas pruebas fáciles, como el test de Schirmer y medir el punto de rotura lagrimal para saber el estado de tu lágrima. De esa manera el tratamiento será personalizado y con seguridad mucho más eficaz.